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Cuentos guanacasticos
Santiago Porras
Urul Editores
Cuentos Guanacasticos, de Santiago Porras, pequeña colección de cuentos reeditada en 2012 por Uruk Editores, tiene la innegable virtud de envolver al lector en un aire diferente al de la rutina, transportarlo, no en el tiempo ni en la distancia, sino al presente, a nuestro presente.
A un presente que quizás no sea el que estamos acostumbrados a experimentar la mayoría, y que no necesariamente coincide con el concepto de "modernidad" que ese presente lleva implícito.
Más allá del título, el cual insisto en calificar de poco imaginativo, como ya dije una vez en un grupo literario de Facebook, podría decirse que el autor capta de manera natural y espontánea, como solo podría hacerlo alguien que ha vivido o viajado mucho a Guanacaste, el lenguaje, la sencillez, la malicia, la picardía y la vivacidad del ser guanacasteco, específicamente de lo que aquí llamamos el Guanacaste de la altura.
Es esa sencillez, adornada de un dominio excepcional del lenguaje cotidiano campesino, la que predomina de principio a fin en las siete historias que forman esta colección. Pero no debe confundirse aquí lo sencillo con lo simple. Es menester, al analizar el libro, resaltar el uso acertado del lenguaje, de recursos literarios a veces complejos, aunque nunca inentendibles; y de una imaginación capaz de cautivarnos con historias llenas de coloridos paisajes que resultan siempre familiares y conocidos para quienes hemos caminado por estos montes y nos hemos mojado los pies, quizás, en los mismos ríos que algún personaje del libro.
Desde el primer cuento el autor muestra, sin presunciones ni poses exageradas, un amor singular por la naturaleza y el campo. "La verdad es que las gallinas no están en vías de extinción", frase que pone fin al primer relato, representa el triunfo de la razón sobre el embrutecimiento y la crueldad que siempre acompañó a las relaciones del ser humano con la naturaleza.
De ese modo el autor expone sus historias, en las cuales aparecen retratadas varias generaciones, pero en los cuales predominan los niños y los abuelos, combinando la inocencia y la curiosidad de unos con la experiencia y sabiduría de otros.
Personalmente me identiqué con el primero y los últimos dos.
A todo lo anterior se une el sello personal de Hugo Díaz, para complementar el libro con excelentes ilustraciones.
Puedo asegurar que el tiempo que invertí en la lectura de este pequeño libro valió la pena.
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